"No midas tu riqueza por el dinero que tienes o atesoras, mide tu riqueza por aquellas cosas que no cambiarias por dinero."

lunes, 27 de febrero de 2012

El arte de los conejos




Liliana Gómez Ramos
Las Tunas- Veintitrés años de existencia le alcanzaron a Dayanis Cruz Pérez para desear compartir parte de su tiempo con los conejos. La idea más loca que se le pudiera ocurrir a una joven según otros de su misma edad, más aun, cuando se trató de dejar a un lado su futuro como instructora de arte.
Estudiaba pintura en Las Tunas pero me fui de la escuela. Antes, cuando era chiquita tenía dos conejitos y le buscaba hierbita, después de estar en la casa me volvieron a regalar dos conejos chiquitos y al cabo del tiempo empezaron a parir. Mi madrina me habló de los convenios, fui, me anoté y ahora es mi trabajo. Estoy estudiando para obtener el 12 grado y hago lo que me gusta. Me dedico a mis conejos.
Se confiesa satisfecha con lo que hace. Vive en el poblado de “El Canal”, al norte de la provincia y está vinculada al órgano de base de la Asociación Cubana de Producción Animal (ACPA) “Alfredo Jordán Morales”. Primero era un joby para mí. Me va muy bien como productora, me dan pienso, me pagan el conejo, me dan medicamentos. Es un poco trabajoso porque hay que buscar hierbas, pero tiene sus ventajas, ahora mismo dieron bicicletas a los productores más destacados y me gané una.
Otro trofeo a su empeño es el rancho que está al final del patio en la casa de sus abuelos. Siguiendo rigurosamente las normas de higiene, exige a los que van a adentrarse al mundo de sus conejos que desinfecten los pies para evitarles el contagio de enfermedades.
El rancho está hecho con mis propias manos y gracias a la ayuda de un vecino que es como mi hermano. Picamos matas de coco, fuimos al monte por los palos y las canas. Clavando por aquí, picando madera por allá, haciendo miles de inventos, lo armamos entre él y yo. Fue terrible porque me di muchos golpes con el martillo, acabé con mis dedos, pero valió la pena. Me gusta cuando voy a hacer una cosa que me quede bien. Al final pasas menos trabajo porque si no tienes a los conejos bien cuidados, bien protegidos; se enferman, se escapan y pierdes. Necesitan un cuidado especial porque vasta con que te descuides tres días para tirar por la borda lo que le dedicaste en meses. Hay que darles vitaminas y bastante comida.
La primera vez que Dayanis vendió conejos entregó un lote de 25 animales casi todos pasaban de los tres kilogramos de peso, lo que le reportó más de ocho quintales de pienso y cerca de 800 pesos de ganancia. Ahora conserva ocho reproductoras y un macho para incrementar su crianza, mantiene otros 30 pichones para la próxima entrega.
Me toma 4 ó 5 meses hasta convertir los conejitos en adultos listos para la venta. Invierto casi todo el dinero de las ganancias en ellos para incrementar la crianza. En el futuro, me imagino con otro rancho más grande con más conejos, más jaulas, entregando entre 100 y 500 cada dos o tres meses.
Confiesa que su familia le ha ayudado en sus aspiraciones de ser una gran cunícultora, pero sabe lo que cuesta todo lo que posee por eso lo defiende a capa y espada. Como joven a veces me dicen algunas personas: oye mi’ja que tú haces ahí, deja eso, pero a mí me gusta y me va bien. Por otra parte, siento que he aprendido mucho en las charlas que damos en la asociación de cunicultores. Nos comunicamos entre nosotros y cuando alguien aprende algo nuevo se lo dice a los demás, nos dan libros, revistas, le pregunto a los más experimentados cuando tengo dudas y creo que todo eso ha influido en que sepa lo que sé ahora. Todo es tener la voluntad.
Dayanis realiza otra obra de arte, esta vez no requiere acuarelas o pinceles, trabaja con elementos de la naturaleza. Así, encuentra la relación entre la pintura y la cunicultura: Son inspiradoras las dos, me paso rato mirando los conejos, son elegantes, los veo tan lindos. Recuerda entonces vivencias que la marcaron: Mi mejor experiencia fue cuando me parió por primera vez una coneja y vi todos aquellos conejitos; la mala, fue que se me perdieron casi todos. Tuve que empezar de nuevo casi desde cero.
Lanza a manera de convocatoria su historia con la esperanza de motivar a otras mujeres, que como ella, puedan encontrar en esta labor un camino para el futuro. Nunca me imaginé que iba a dedicarme a esto. Es un trabajo normal, no quita ningún valor moral ni social y da muchos beneficios. Ojalá, se unan muchas personas, no es difícil, sé que se puede.