"No midas tu riqueza por el dinero que tienes o atesoras, mide tu riqueza por aquellas cosas que no cambiarias por dinero."

miércoles, 4 de abril de 2012

Una carreta para la historia



“Mientras lentamente los bueyes caminan,/ las viejas carretas rechinan..., rechinan.../ Lentas van formando largas teorías
por las guardarrayas y las serventías...”/

Contaba el poeta Agustín Acosta a inicios del siglo XX. Es que el futuro de Cuba estuvo ligado a las carretas tiradas por bueyes y a los carreteros que recorrían largas distancias para llegar a los centrales.
Cuántas historias de lluvias y charcos, de voces cansadas que repiten los nombres de los bueyes una y otra vez, cuántas horas de bregar con las cargas, conserva la vieja carreta del Mijial, en Puerto Padre como escultura del quehacer en los bateyes.

Construida en 1927, el rudimentario equipo, de grandes ruedas metálicas y rayos de madera, permanece como prueba indiscutible del paso del tiempo y permanece inútil, olvidada por las nuevas generaciones de boyeros.
Atesora viajes interminables al actual central Antonio Guiteras, tristezas acumuladas, las miserias del pago a los carreteros, las cañas con destino a la industria y quien sabe si alguna historia de amor.
Así, descansa la carreta del Mijial, en Puerto Padre, como una joya que recuerda más de tres siglos de transportación en la Isla. “En bruscos vaivenes se agachan, se empinan...;/las viejas carretas rechinan..., rechinan...”

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