"No midas tu riqueza por el dinero que tienes o atesoras, mide tu riqueza por aquellas cosas que no cambiarias por dinero."

viernes, 25 de noviembre de 2011

El reino de Adelaida


Desde que vi por primera vez a Adelaida Rodríguez Ávila, supe que era una mujer que rompe esquemas; abrió la puerta de su casa como quien ofrece los secretos de su reino.
"Nosotros nos ganamos 54 mil pesos en un año, de ellos el cuatro por ciento de los ingresos lo aportamos al Estado, entregamos 18 mil litros de leche en el 2010, y en el 2011 queremos sobrepasar esa cifra", refiere con total seguridad.
Al verla se sabe que esta mujer no conoce el temor al trabajo. Gracias a su empeño se convirtió en la mayor productora de leche fluida del municipio de Jesús Menéndez, al norte de la oriental provincia de Las Tunas.
"Cuando empezamos todo era un monte de aroma (arbusto espinoso de fácil propagación), los tres solitos: mi hijo, mi esposo y yo, tuvimos que tumbarlo todo y hacerlo nuevo con nuestras propias manos".
Trece años han transcurrido desde que Adelaida y su familia comenzaron con el cultivo de la tierra.
"Ahora tenemos 42 cabezas de ganado solo en una caballería de tierra. Estamos entregando 97 litros de leche todos los días a la tienda La Comercial y nunca hemos tenido ninguna baja por hurto y sacrificio. Además, sembramos para el consumo de la casa y para entregarle a la cooperativa José Manuel Rodríguez. Desgranamos el maíz y la soya para los animales también".
Tenía 38 años cuando decidió dedicarse a la producción de alimentos. De niña veía a su mamá que desde muy joven ordeñaba vacas y trabajaba mucho en el campo; para ese entonces vivía en la localidad de Juan Sáez, al sur del municipio. Era la mayor de 5 hermanos y a los 7 años su tía la llevó para Chaparra y desde entonces asumió su educación.
"Comencé mi vida laboral hace muchos años. Estudié Dibujo Técnico en Santiago de Cuba y fui para La Habana a trabajar en Antillana de Acero. Estaba previsto que fuera a la Unión Soviética pero por mi padecimiento como asmática no pude viajar.  Regresé para trabajar en el territorio en el año 1978. Así, empecé en el Ministerio del Azúcar, donde trabajé durante 23 años: en los almacenes de Chaparrita, en la Oficina Central como secretaria y luego fui oficinista".
Para ese entonces, estaba embarazada otra vez y su vida cambió completamente.
"Tuve mi segundo niño y dejé el trabajo porque no tenía quien me lo cuidara. El círculo infantil era una posibilidad, pero no me lo dieron. Como vivía lejos, mi tía, que era muy viejita, me pidió que hiciera la casa en estas tierras para que cuando ella no estuviera me quedara con el terreno y con los animales. Vine y ahora soy la dueña".
Adelaida es una mujer de baja estatura, de carácter firme y de mucha disposición. Ella trabaja todos los días y por largas jornadas, pero disfruta el premio de su empeño.
"Mi tía tenía unos animales muy malos que no daban casi leche, yo los he ido reponiendo por vacas de calidad. Gran parte de la caballería es para los animales de potreros; tenemos poca área de siembra para la cosecha pero le entregamos de lo que producimos a la cooperativa".
Se descubre como una mujer que dice lo que piensa y hace lo que hay que hacer, nada de ‘llorar por la leche derramada’ como dice el viejo refrán.
"Estamos pasando una etapa terrible porque no tenemos mucha área y necesitamos pastorear a los animales. Pedimos tierra y la primera vez nos la denegaron, ahora estamos esperando. Mientras, sembramos kingrás y caña para las vacas; cuando hay mucha seca las alimentamos con lo que producimos. Aun así, el ganado está gordo y no hay en esta zona otro como este".
Para ella, el éxito está en la unidad a la hora de emprender una tarea, sea cual fuera.
"Pastoreamos las reces mi esposo, mi hijo mayor y yo. Nos levantamos a las 2:30 de la madrugada y le garantizamos temprano la leche a los niños del pueblo, así pueden tomar el alimento antes de irse para la escuela o el círculo infantil".
Adelaida muestra en un dos por tres las corraletas de las reces. Enseña animada lo que serán los corrales para la crianza de cerdos que espera asumir como parte de un convenio con la Empresa Porcina. Muestra con orgullo el maíz, la soya y el pienso casero que acopia para la nueva producción. Pero ahí no acaba el recorrido, orgullosa habla de su patio que es referencia provincial de la Agricultura Urbana.
"Tenemos ciruela, anón, grosella, cereza, guayaba, mango, aguacate y mandarina de injerto, de esas que paren antes de los dos años. También un cocal grande con las matas siempre llenitas, variedades de plátano, yuca, verdín… de todo un poco. Criamos ovejos, pollos de ceba, conejos, caballos y dentro de poco, cerdos".
La pregunta se impuso con la mayor naturalidad del mundo, inspirada por la alegría de Adelaida al mostrar los resultados de su quehacer y por la certeza de que ella es el motor impulsor de cada avance en su tierra: ¿Es difícil para una mujer?
"Sí, es difícil, pero todo se resuelve en la vida cuando uno tiene unión. Entre mi hijo mayor, mi esposo y yo, lo logramos todo. Lo mejor que me ha pasado es entregar la cantidad de leche fluida para evitar la importación de leche en polvo a Cuba. Yo exhorto a las mujeres  a producir. Me siento muy contenta de ser productora. Todos los convenios los represento yo, todo está a mi nombre. Soy la mayor productora de leche del municipio con diploma y todo".
Otro viejo refrán asegura que el futuro es para las personas atrevidas, emprendedoras, por eso sé que para esta mujer los éxitos se multiplican. No dudo que cada año entregará más leche y una estrategia dará paso a otra, porque su mayor carta de triunfo es el trabajo y el amor por su reino.

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