Raquel Pérez Batista esperaba mí llegada a las afueras de sus
guardarrayas, mientras me acercaba buscaba con curiosidad a esa persona con
cierta incredulidad dudaba de que fuera ella. Descubrí a una mujer de pequeña
estatura escondida bajo un sombrero de yarey.
Esta
mujer se convirtió de ama casa a productora de plátanos y se mantiene como una
de las trabajadoras destacadas de la Unidad
Básica de Producción José Miguel Barreto de La Torcasa, al norte del
municipio de Jesús Menéndez.
Lo hago todo. Riego el plátano, lo deshojo, lo
desepo. Hago todas las actividades que hay que hacerle al platanal y tengo tres
hectáreas. Soy fundadora en la mambisa y llevo más de 20 años dedicada a este
trabajo porque me gusta ver como la planta produce. Entrar a tu campo, ver la
tierra limpia de hierbas y la producción para beneficio del pueblo, es un
orgullo.
Esta historia
es digna de repetir, más aun si esta chaparrera asegura que su decisión fue una
de las mejores que ha tomado en la vida.
Antes era ama de casa y me mudé para aquí porque
había trabajo y yo quería trabajar y servirle a la Revolución. Mi hijo,
mi hija y yo vinimos y los tres trabajamos para la granja.
Los
plátanos que cultiva Raquel se comercializan en la cabecera del municipio de
Jesús Menéndez, Puerto
Padre y Las Tunas,
entre otros lugares.
En este mes cobré con la ganancia 1 156 pesos (en
moneda nacional), más mi sueldo que es de 420 pesos, pero hay que sacrificarse
porque sino imagínate no puedes coger nada. Como
premio a su sacrificio el pago por sus cultivos en ese mes triplica el salario
mensual promedio de un graduado universitario.
Le digo que no es difícil, sabiendo llevar el
trabajo, no es difícil nada. Es un orgullo trabajar en un campo así. Me siento feliz
en este centro de trabajo porque desde que empecé siempre he sido una de las
mejores y aun hoy me mantengo en la vanguardia, me siento muy bien con mis
jefes y con mis compañeros de trabajo.
Una vez más
se demuestra que no es la estatura física la que define al ser humano. Raquel
se eleva y se hace enorme en sus platanales que cuida con celo y a los que le
dedica la mayoría del tiempo.
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